miércoles, septiembre 19, 2007

"3DENIT"

Lola nació el 6 de febrero del 2003 y hoy, por primera vez, el sueño de la escritora argentina, Cati Cobas, se hará realidad: alguien leerá en voz alta un texto de esta serie. Entonces, ¡qué mejor! que subiros el primer escrito... ¡Gracias, Cati!, gracias a los lectores, al foro Iceberg Nocturno, a mi marido y a mis amigas Aurora, Pilar, Pachus, Marian y Maika por estar siempre ahí.
Esta noche, a partir de las 12 en
http://ib3.es en el programa de SANDRA LLABRES y JOANA POL, “3DeNit”ME LLAMO LOLA

¡Ay qué sofoco!, creí que perdía el autobús; he dado una carrera con las bolsas de la comida y el portafolios, de tal calibre, que tropecé. El zapato se me ha roto, pero he llegado a mi meta. El conductor me ha mirado de forma extraña y lo comprendo, pero ha de entender que a las nueve treinta de la noche encontrar una mujer sana y pulcra, es harto difícil. Despeinada, con manchas de café en la blusa, el rimel corrido, ojerosa, con olor a sudor, pues sí..., más, después de haber corrido los cien metros lisos cuesta arriba con la mano izquierda sujetando no sé cuantas bolsas y, con la otra, un zapato roto y el bonobús, ¡ah!, y el móvil… Es original, pero no raro, ¿no les parece?.
A esas horas no me miro al espejo, estoy convencida de que me deprimiría más, y he de llegar a casa con un mínimo sano juicio para hacer una de las labores más ingratas en la sociedad actual: ser madre de dos adolescentes… Eso es como tocar el infierno, ver a Lucifer por duplicado y desear volver a correr, esta vez, los doscientos metros en busca del autobús. Porque he de contar que desde que salgo de mi casa, estoy corriendo tras ese animal de cuatro ruedas; el hijo de perra creo que se mofa ante mis narices: yo corriendo como una poseída y, ¡zas!, él pasa solemne, ceremonioso, deslizándose por la calzada como si fuera una pista de patinaje y yo… tirada como una colilla a esperar media hora para que pase el siguiente, ¡cómo si a mí me sobrara el tiempo!... En esto, ya me estoy empezando a estresar -aunque mi estrés empieza mucho antes… ya lo contaré más adelante-, cuando el móvil suena y me dan ganas de estampanarlo. Descuelgo, doy una mala contestación y cuelgo... En fin, ya llega otro cuatro ruedas, me subo, me peleo con una señora que se quiere colar y quitarme el asiento, me pongo a discutir con ella en defensa de mis derechos más primarios “y una mierda, Señora; estaba yo mucho antes que usted”... Reposo mis nalgas cada vez más voluminosas, no sé dónde van a llegar, y suspiro ¡diez minutos de descanso!... Pero no, me equivoco: el hijo puta del móvil vuelve a sonar. Como estoy de mejor ánimo, contesto; es mi jefe en su afán es darme por el culo desde que me intuye hasta que me desintegro al final del día.
Mi vida laboral es un puto fichero: que si fichero para esto, que subcarpeta de fichero para lo otro, que si ficherito para… Vamos, que estoy pensando en hacer un esfuerzo ímprobo por mi parte, porque el Excel se me da mal y, el Access, ni os cuento, pero la ocasión lo merece, y haría un fichero para guardar a mi jefe y no volverlo a abrir y, otro, para depositar a mis dos adolescentes; éste lo abriría dentro de ocho o diez años, ¿creéis que es el tiempo suficiente?... El caso es que me quito, no sé de dónde, un rato todos los días y aprendo a hacer ficheros para tener todo, todito muy ordenado porque soy muy limpia. Pero es que ahora que me acuerdo, ese gilipollas que tengo por jefe me llama y me dice: “¿Te dio tiempo a terminar mi mega fichero, preciosa?” No le he colgado, pero he puesto el mute y, como una loca en medio del autobús, he chillado “¡Que te jodan a ti y a tus ficheritos!”... Después, he respirado hondo y, como si se tratara de la mujer más equilibrada del mundo, le he contestado: “No pude, el programa Taylor se espatarró y la gente no podía trabajar, así que me dediqué a darles formación”... Cuelgo y me siento cansada e infeliz. ¿En qué se resume mi vida? En correr detrás de un autobús todo el día en vez de ir tras de un cubano macizo; en que mi capacidad profesional se reduce en aprender a hacer ficheros. En desarrollar mi imaginación para poder sobrellevar a dos chicos de catorce y diecisiete años que no se aguantan ni a sí mismos… No me digáis que no es triste.
Hablando de este tema, ¿vosotros tenéis hijos en esa edad tan maravillosa? Yo recuerdo que mi padre me daba una leche y me dejaba como nueva. Vamos, a duras penas osaba a respirar sin hacer ruido en una semana, pero ahora no, hijos no, estáis muy equivocados. La situación es otra: ellos no te piden permiso, lo has de pedir tú..., como os lo cuento. Pongo un ejemplo: me encanta recibir noticias de los amigos que viven fuera, y nos carteamos vía e-mail. Entonces, yo tengo que decir al monstruo de turno: “Fulanito, si eres amable -jamás lo son, os informo de la primera realidad cruda-, ¿me podrías dejar el ordenador? Y me contesta: “No tenía que hacer otra cosa. No me dejas meterme en Internet hasta que a ti te da la gana llegar a casa -ya os he contado que si no llego a casa antes es porque me estoy realizado con los ficheritos y por el placer que me produce que me den por el culo-, así que ahora te jodes”... Otro que tiene la sana intención de joderme, con lo feliz que sería siendo virgen, casta y pura, así que me tengo que resignar a levantarme a las seis de la mañana cuando los angelitos están aún dormidos para contestar a los e-mail de mis amigos. Pero mi dicha dura poco, porque a las siete aparece un tío más grande que un castillo abrazado a su mascota de peluche, ¡manda huevos lo que hay que ver a esas horas!... Ellos son mayores y autodidactas, saben todo, pero de pronto la niñez llama a sus puertas y no se pueden resistir. El pobrecito me pide que no sea egoísta y le atienda porque tiene un gran problema. Como os podéis imaginar, tiro el ordenador y pongo toda mi atención -la que soy capaz a las siete de la mañana-, me quito las legañas de los ojos y le miro profundamente -antes, me limpio los oídos para que nada distorsione el sonido- y espero expectante la confesión:”Mámi, estoy obsesionado, no me lo puedo quitar de la cabeza y sé que me vas a decir que no, pero es que sueño con ello” “¿Qué te martiriza hijo?”- pregunto inocentemente- “Mira, Mámi, he visto unos calzoncillos de Kalvin Klein divinos, son muy caros, pero merecen la pena que te esfuerces en comprármelos. He pensado que dejes de comprar filetes durante dos semanas y, con lo que te ahorras, puedes comprarlos; podemos comer, mientras, macarrones”... Ay ¡qué generosa e es esta juventud!, seremos en vez de los García, la familia Macarrón.
A duras penas me repongo del duro impacto que me ha producido la inquietud de mi primogénito, cuando me ataca de nuevo -noto que sus confesiones despiertan a mi estrés muy de mañana- y me dice: “Mámi, ya sé que tú de elegancia y de vestir bien, no tienes ni idea, el buen gusto te lo negó Dios -esta afirmación me jode, no por mi mal gusto, sino por meter a Dios en la pasarela Cibeles que de un momento a otro se va a convertir mi casa… si no… atentos, ya veréis-, pero es que Mámi, estoy indeciso, ¿qué me favorece más, el pantalón azul con la camisa pistacho o con la verde musgo? Espera, no seas impaciente -me está amenazando- me pongo ambas cosas y opinas”… Entonces comienza un desfile de modelos con tal rapidez, que no asimilo el vestuario. Por el rabillo del ojo miro el reloj que se acercan sus manecillas a las ocho; la tarifa plana de Internet se acaba y… yo sin contestar los e-mail.
El reloj marca la hora mágica y la joya de mi niño sale disparado o llegará tarde a clase. Los angelitos cantan El Aleluya de Hendel que me suena a música celestial, “al fin sola” me digo, cuando una voz ronca, aguardentosa y desafinada me dice a la oreja “Buenos días, Madre”... Doy un salto del susto y me vuelvo. Qué tonta soy por crearme falsas esperanzas; se me había olvidado el melenudo, mi benjamín. Los pelos le caen lacios por la cara, parece el anticristo. Este espécimen es muy rarito pero buen chico. Todas las mañanas desayunamos juntos y me cuenta sus cosas; yo encantada de que hable aunque, os soy sincera: la mitad de las cosas no entiendo su significado, pero yo dejo que hable y pregunto para que sepa que todo él me interesa. Mi interrogatorio no le hacen gracia porque opina que soy un poco retrasada. Normal que lo piense porque, si no entiendo lo que me dice, lo que pregunto debe sonar a chino al no saber ni qué digo yo misma mismamente.
... Hay silencio; no me atrevo a moverme, temo que los hados malignos que me persiguen llamen de nuevo a mi puerta. Necesito un poco de sosiego para hallar un mínimo equilibrio emocional y poder encarar el día.
Se me había olvidado deciros, pero creo que ya os habréis dado cuenta, que soy muy mal hablada; digo palabrotas constantemente, ¡joder!, entendedme, me sienta genial decir oprobios, cuantos más digo, más me tonifican. Siento como si mi impotencia se viera compensada al decir de una manera rotunda “Tía puta, cabrón”etc. A mi marido le pone de los nervios oírme hablar así. Dice que no es de personas educadas, ni es femenino, pero a mí, a estas alturas de la pelicula, me importa un carajo ser educada y, menos, ser femenina... ¿Para qué me sirve ser mujer? ¿Para ser una puta pringada toda la vida? Estoy hasta el moño de todo y de todos. Pero, claro, luego pienso en este hombre con el que me casé hace tantos años que ya ni me acuerdo, y me da pena, ¡es tan bueno!... Ejerce de hombre, ya sabéis, de los que explotan a las mujeres, pero de manera sutil y delicada y, para colmo, se me ha quedado últimamente impotente, no de pene, que quede claro, sino emocionalmente. Al pobre le ha jodido una tía gorda en el trabajo y, en casa, la sección juvenil le ha metido una goleada mejor que la del Real Madrid. Lo de los monstruos compartidos, le he dicho que no se preocupe, que yo me encargo personalmente de ellos -¡Qué mal miento, dios!-, pero el asunto de la gorda, no sé por dónde atacar.
Me ha enseñado su foto y, cuando la he visto, he pensado -no dicho- “date por jodido”... Las mujeres somos víctimas, pero la que sale torcida ¡coño, coño, coño!...“Ring, ring…” el cabrón de mi jefe me da por culo hasta en mi casa; esto no se puede consentir. Ahora mismo tiro los teléfonos por la ventana…, mira que lo sabía. Me decía a mi misma: “Muñeca, hoy es un buen día, sonríe, seguro que viene alguien y lo jode”... Por cierto, no os he dicho que me llamo Dolores, pero llamadme Lola; tiene más personalidad, carisma, como que suena a mujer segura y equilibrada, que sabe lo que ha de hacer en cada momento sin que se le mueva una pestaña de su sitio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De entonces a acá, Ángeles, querida, desde que tu "Lola" empezó su carrera para llegar sudorosa al autobús del día a día, han llovido muchas letras. Hoy es tu día... ¡Gózalo! Te lo has merecido. Te he visto crecer sobre el papel en blanco como crece la levadura dentro de la masa de un buen pan. Ya sabes que contigo crecemos los de tu entorno. Así es este Foro: un poco "blandito" como opinan algunos, pero un buen caldo de cultivo para quienes, a través de las letras, vamos sacando de los altillos todos los recuerdos y los olvidos, los fracasos y los éxitos de una vida para reciclarlos en bbellezas de andar por casa. Tú has triunfado sobre la cotidianeidad del "ama-de-casa-gris"; ahora sabes, a través de ese disfraz de "Lola" con que te atavías cada mañana, que hasta con un plumero en la mano, una mujer es uno de los seres más interesantes que hay en el paisaje del mundo. Gracias a ti por deleitarnos con lo que nosotros, muchas veces, nos desazonamos…

Gaviola de Aznaitín.

CATI COBAS dijo...

Con mucha alegría participo de este momento de tu "Lola". Vale por ella, Ángeles,es buena de verdad y ya verás que esto es el principio; pero me alegro de tu "¡gracias!" Y me alegro mucho más por el hecho de que te reporteen desde mi "Roqueta" Sandra y Joana. Con que te vuelva la mitad de la felicidad que 3denit y su rincón Literario han traído a mi vida podrás darte por bien cumplida. Y sé que así será. Cati

Anónimo dijo...

Querida niña:Y yo me pregunto...si no existiesen tus Lolas???habria que inventarlas, y precisamente has sido tú quien lo ha hecho,deser sentirte pletorica y encantada con tus personajes.Suerte para ti hoy y siempre.Justa Cañibano.