jueves, octubre 18, 2007

LOLA Y LOS CONEJOS

-Mari Pili, soy Lola.
-Ay, Lola, cómo te echo de menos...
-Yo a ti no. Esto es precioso y estoy con Pepe en un mercadillo.
-¿En un mercadillo sin mí y con Pepe? Lola terminarás discutiendo con Pepe por llevarle a lugares no aptos para sus gustos.
-¡Uy!, pues está muy contento. Fíjate me dice que cómo no habrá venido antes. Mari Pili, Pepe no hace más que comprar.
-No...
-Sí.
-¿Sabe regatear?
-Mari Pili no te pases. Si le piden cinco euros, él va y da seis.
-Tu marido es tonto...
-Mucho, lo que pasa que él, a diferencia de nosotras, ha recibido educación social y claro, con esos estudios, le obligan a dejar propina.
-¿Propina en un mercadillo? Tu marido es tonto.
-Mucho, pero qué lo voy a hacer. Él así es feliz y quién soy yo para decirle que yo soy socialmente educadísima a la par que natural y sencilla sin ser tonta ni tener aditamentos que entorpezcan mis relaciones con el mundo exterior... Es más, gracias a mi frescura, mis relazonamientos contractuales con las sociedades globales son un éxito y muy fluidas, mientras que las de Pepe son estoicas y kackianas.
-Ah...
-¿Ah, qué, Mari Pili?
-Hija, que cuando te pones elevada, no hay dios que te entienda. Hazme un resumen, Lola.
-Pepe, además de tonto, es mucho más tonto de lo que a simple vista se ve.
-Sí, es verdad.
-Oye, que la única que puede llamar tonto a Pepe soy yo.
-Pues tú no llames tonto a mi Paquito.
-Por supuesto que no, Mari Pili. Lo doy por hecho que lo es, con lo cual no hace falta ofender verbalmente.
-Ay, Lola, ya estamos metiéndonos, como siempre, con ellos y tampoco eso está bien.
-Sí y no. Si hablamos de ellos, aunque les pongamos a escurrir, es que nos importan. Si no nos importaran, les ignoraríamos.
-Lola no seas tan redicha y, si me has llamado para hablarme de Pepe y Paquito, el tema me aburre.
-Tienes razón y cuando la tienes, es impepinable que quitártela es para llevarme a un juzgado de guardia y encerrada no puedo estar, me volvería loca.
-¿Más, Lola?
-Los límites del ser humano son ilimitables.
-Sí, no hay más que verte... Anda, dime qué estás comprando en el mercadillo.
-Nada, Mari Pili.
-No me lo puedo ni de creer. Estás más fatal de lo que yo pensaba.
-¿Qué quieres que me compre? ¿Un par de vacas, una oveja y una manada de gallinas? Mari Pili, no me caben el armario.
-Lola, ¿no hay algo más práctico?
-Sí, lo que compra Pepe. Lechugas, tomates y berzas...
-¡Ah!
-Por eso me dedico a filosofar mientras termina de comprar la huerta entera.
-Eres más lista que un conejo, Lola.
-Mari Piiiiiiiiili-, que veo que venden pieles de conejo. ¿Quieres que compre un par de ellas y nos hacemos un bolsito conejero? Es la única modalidad que nos falta.
-Sí, para que nos llamen las conejitas de Castilla. No te fastidia...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también vengo a buscarte acá cuando te extraño. Un abrazo gigante de Cati

blumun dijo...

Menos mal que aquí no está PETA. Eso de la piel del conejo les dolería un montón je jeeee