domingo, diciembre 16, 2007

LOLA NAVIDEÑA

No me da la gana hacerlo y no lo haré… A ver, Lola, ¿Por qué no quieres poner el árbol de navidad con lo lindo y decorativo que es? Porque termino con los riñones al alioli… No, este año ni de broma… Este año no, ¿qué, Lola? Pues que no me gastaré lo que no tengo en comprar regalos… Luego me quedo ciega, me dan micro infartos y se me corta la digestión cuando llega la tarjeta del Corte Inglés… Pero piensa, Lola, la felicidad que siente tu gente al abrir los regalos… Sí y lo siguiente es pedirme el ticket para devolverlo. ¿Para eso he estado de sol a sol gastándome la suela de los pies?... ¡Ah! Y de villancicos nada de nada porque mi madre lo único que quiere es tocar la zambomba y mi suegra la pandereta, sin hablar de Anticristo y su flauta, y Pepe bailando la samba; nunca quiere bailar y en nochebuena, es oír a su madre y ¡hala! Que le viene la alegría al cuerpo. ¿Acaso no le alegro minuto a minuto la vida y jamás me dedica un leve gesto de consideración a mi mente trufada?... Lola, Lola, no seas envidiosa. Compréndele, una madre es una madre… Y dos madres compitiendo, una tortura, no te fastidia… Que no y no… ¿No qué, Lola, qué pasa ahora?... Me paso dos semanas metida en la cocina, más el mes anterior buscando para congelar y así no pagar barbaridades en los días señalados. Este año haré huevos fritos. Rico, nutritivo y altas dosis de colesterol… ¿Dos semanas a huevos? Terminarás con el hígado de todos… Pues que se fastidien y, si no, que piensen ellos. Te juro por la sopa de Mafalda que odio la navidad. No haces otra cosa que comer, beber, consumir, comprar, fregar, limpiar, ¡pobre lavavajillas, lástima de nevera!, terminan reventados y yo, para chope… ¿Y lo bien que te lo pasas, lo que te ríes, y los amigos que ves, el tiempo que estás en la calle. Eso, ¿acaso no lo valoras?... Pues no. Voy a ser como esa masa incipiente que les ha dado por decir que no les gusta la navidad; yo, igual… Y luego terminan hasta poniendo el Belén, Lola. Somos un poco hipócritas, ¿no crees?... ¿Un poco, dices? Muy mucho, diría yo. ¡Ah! Otra cosa, nada de uvas. Todos los años me atraganto y el resto no… Pon garbanzos… ¿Duros, no?... Lola, por dios, ¿cómo les vas a poner garbanzos duros? Les matas… espera, suena el teléfono.
-¿Diga?
-Lola, soy Pepe. Oye, me he encontrado con mi madre y mi tía Remigia.
-¡Qué emocionante, Pepe!
-Sí, hacía mucho que no la veía. La he invitado a casa, Lola, con tu permiso.
-¿Por navidad, claro?
-Sí. Todos saben que eres muy hospitalaria.
-Y muy gilipollas.
-¿Qué has dicho, Lola?
-Que te voy a dejar Pepe. Me han dicho de un supermercado que tienen ofertas palpitantes.
-Corre, corre, entonces. Un besito, cielo.
… Mira, me manda un beso. Cómo soy tan hospitalaria, pues eso… Venga, Lola, anímate. Tú puedes con eso y mucho más… Me pregunto, ¿por qué dejaría de ser hija con lo bien que vivía, verdad Lola?... Sí, Lola, tienes toda la razón. En fin, ¿por dónde empezamos?... Vete al trastero a por el arbolito, las bolas y el nacimiento… Vale, pero recuérdame no volver a hablar contigo; cada vez que lo hago, me acabo deprimiendo… Ya, Lola, pero si no hablas contigo misma mismamente, ¿con quién vas a hablar?... Pues con Pepe Perro. Él, al menos, no piensa.

2 comentarios:

Nómada planetario dijo...

Así ando yo hija, odiando el cirio circo derroche de cena que quiere organizar mi cuñada, su marido la llama la caldeosa, por algo será.

Que sea leve, saludos.

blumun dijo...

Este año no he puesto árbol. Con mis lucecitas, plantitas y adornillos , me he quedado satisfecha. Y es que si lo pensamos, esto del arbolito es muy mono, pero con ninguna tradición por estos lares. Además, mi perrito igual lo mearía.
Un abrazo.