miércoles, septiembre 20, 2006

LOLA EN TELEVISIÓN


-Siempre que jugamos y no apostamos, gano, no falla, Monchita, no es justo…
-Lola, no te deprimas por sesenta céntimos.
-Claro, pero tacita a tacita, podría ir juntando dinero para las vacaciones de año que viene.
-Con sesenta céntimos no te vas ni a Benidorm, Lola.
-¿A qué soy muy ahorradora, Pepe?
-Sí, mucho.
-Búscate otra cosa para ganar dinero, Lola.
-Tienes razón, Monchita. Precisamente anoche, estuve pensando en la manera de ganar dinero fácil y rápido.
-¿Y…?
-Pepe, escucha lo que voy a contar a Monchita, luego no digas que no te lo dije.
-Escucho nervioso, habla, el pueblo te oye.
-Pues bien, chicos, os cuento que voy a llamar al programa “Tomate frito”
-¿Y…?
-… Eso, ¿y…?
-Diré… Diré…No sé, pero algo diré…
-Vamos a ver, Lola, pedirte que seas juiciosa es malgastar saliva, pero al menos sé realista, no te van a poner en antena.
-Monchita, a ti no te ponen en antena porque no tienes nada qué decir y lo que es peor, no tienes imaginación.
-Eso es verdad, Monchita, mi Lola no tiene tampoco nada que decir, ahora, imaginación tiene para aburrir a un muerto.
-Gracias, Pepe, por tu defensa, me alegra que estés conmigo porque tú eres precisamente de quien voy a hablar.
-¿De mí? Lola, Lola, ¿qué demonios tienes que decir de mí?
-En este momento no lo sé aún; mi cualidad imaginativa se pone en funcionamiento cuando no tiene escapatoria, pero estoy convencida que cuando el presentador descuelgue el teléfono de aludidos y pregunte quién habla y yo diga soy Dolores pero llámame Lola, mi lengua se disparará.
-Lola eres increíble… Después de tantos años siendo amiga tuya, no me dejas de sorprender.
-No, Monchita, no te engañes. La necesidad agudiza el ingenio. Además, tengo materia: mi Pepe tiene un lado oscuro.
-¿yo ooooo…?
-Sí, Pepe, eres un hombre con muchos complejos; desde que te conocí dices que eres un hombre viejo.
-No te fastidia… Y, tú, con complejo de adolescente.
-De adolescente nada, Pepe. Son mis hormonas que no envejecen… ¿Ves, Pepe? Esto es lo que tenemos que hacer en la tele: primero salgo yo mostrando a España la tele realidad; me llevo la pasta y, luego, sales tú y, para que veas que soy un cacho de pan, te dejo que digas a todas las porteras españolas que soy una peripatética… Por eso te dan muchos euros, Pepe.
-Claro… Y más tarde, salgo yo, la amiga de la peripatética y manifiesto que los dos estáis para encerrar y, también, me pagan, ¿no?
-Así es, Monchita. Es una cadena de favores mutuos. Podemos llamar a Mari Pili para que de una cuarta versión.
-¿De qué, Lola?
-Yo qué sé… De que os maltrato a todos psicológicamente, por ejemplo.
Eso es verdad, Pepe… Lola nos vuelve locos.
-Sí, Monchita, tienes razón… Llama, Lola.
-¿A quién?, ¿a Mari Pili y que, de paso, haga publicidad de la máquina infernal que vende?… Vamos, un dos por uno, al programa, a mi madre… ¿A quién llamo?
-A quién te dé la gana, Lola.
-¿Estáis seguros? Mirad que esto puede ser muy tomate… Pepe, una cosita: el programa lo puede ver la gorda de tu jefe y salir y enriquecerse y, después, despedirte y, más tarde, volver a comer patatas como antaño… Pepe, aún no se me ha quitado la cara de patata… ¿Lo recuerdas?
-Pero seremos inmensamente ricos; da igual que me mande al paro. Para ese entonces, tú, mi Lola, serás una concienzuda tertuliana junto a Belén Esteban hablando de los chollos que hay en los mercadillos.
-Pepe… ¿Estás bien? Me preocupas… Monchita, ¿tú quieres ser tertuliana, también?
-Sí, quiero, pero de política interior junto a Jiménez de los Santos…
-Jesús… Qué mal estáis, qué lástima, con lo jóvenes que sois. Jamás pensé que mis vahídos se pudieran contagiar… Os dejo, me voy al psiquiatra.
-¡Adiós, Lola!
-Al fin, Pepe, hemos logrado que se quite esas ideas absurdas de la cabeza.
-¿Tú crees, Monchita?
-No, Pepe… Era un decir, un sueño, nada más.

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