miércoles, julio 25, 2007

LOLA Y LOS NEGOCIOS


-Lola, no quiero ser impertinente pero, ¿dónde están mis calzoncillos?
-¿Ya estamos con la misma canción mañanera, Pepe?
-Lola, no los veo. De paso que buscas unos, tráeme unos calcetines.
-¿Alguna cosita más quiere mi amo?... ¡Qué inutilidad de hombre!, toma.
-¿Qué es esto, Lola?
-Unos calzoncillos, Pepe.
-No son míos, Lola; los míos son negros.
-Sí, hijo, sí, tan tristes como todo tú. Pero ya ves, hoy estoy de buen humor y he decidido quitarte años aunque sea a tu trasero... ¡Hala!, calzoncillos con dibujitos de calaveras para el nene.
-No me caven, Lola.
-... Que siempre estés poniendo pegas, Pepe, ¿no te aburres de ti mismo? ¿No puedes hacer un esfuerzo y meterte en las calaveras?
-Lola, me faltan cinco tallas... Deja, me pongo los de ayer.
-Así me gusta: positivo, nunca negativo.
-Looooooooooooooola...
-Aimm, ¿qué?... Qué poco te dura la alegría, hijo.
-¿Qué has metido en mi armario?
-¡Ah!, mi negocio de salchichones, Pepe.
-¿No tenías otro sitio de guardarlos?
-Pepe, en el mío tengo los chorizos... Es que he ampliado el negocio.
-Huéleme, suelto una peste a rancio que echo para atrás, Lola... Tus malditos salchichones.
-Tranquilo, rancio estás siempre, con o sin salchichón.
-¿Tú a qué hueles, Lola? A ver... ¿Ves? Tú no hueles a rancio.
-Claro, Pepe, gracias a dios; mi aroma es a chorizo del rico, rico, a quince euros el kilo... ¡Ojito!, en oferta. Mañana subiré los precios... ¿Me compras un par de ellos y se los regalas a la gorda de tu jefa?
-No le gusta el chorizo.
-Pues no se hable más: media docena de salchichones y así vais atufando a rancio los dos.
-Oye, Lola, ¿no podías decir a Mari Pili que te guarde material y así liberamos, aunque sea, un armario?
-A ésa ni me la mientes, Pepe; estamos reñidas; tiene unos celos tremendos.
-¿Celos de tus salchichones, Lola? Ya me extraña que un salchichón con aroma a rancio pueda producir celos; enemistades, todas.
-Celos, Pepe..., muchos celos. Entiendo que me tenga envidia, pero ella se lo ha buscado por ser una elitista, y me he tenido que buscar un socio a mi altura, a la altura del glamour que despiden mis salchichones.
-Lola, dime ahora mismo qué has hecho a Mari Pili...
-¿Yoooo? Nada, sólo buscarme a otro socio.
-¿Quién es el socio?
-Paquito.
-¿Quién dices, Lola? Habla más alto que no te oigo.
-Paquito, Pepe, Paquito...
-¿Y por eso se ha enfadado Mari Pili? No me lo creo, Lola; me ocultas datos.
-Pepe, no te oculto nada. Se ha encelado total porque Paquito le robó su agenda de clientas y debajo de la cama puso el stock de salchichones... Ahora dice que su marido huele tan mal por culpa mía... Fíjate qué infamia; los puñeteros celos, Pepe.
-Una infamia, Lola, una infamia, es verdad. Que le roben a uno los clientes no es para mosquearse... Es para asesinar, Looooola.
-Aimm, no me chilles. Fue Paquito el ladrón... Yo, sólo le di la idea; somos un equipo... Anda, cállate un rato y toma un regalo que te he comprado con mi primer sueldo.
-¿Qué es, Lola?
-Calcetines con aroma, por supuesto, a salchichón.

No hay comentarios: