lunes, marzo 06, 2006

LOLA EN LA PLAYA


Me siento como los motores de los coches viejos, me he quedado anticuada, he perdido fuste, amigos. Tanto meterme con mi Pepe y resulta que él es el moderno y yo la peripatética, sí, hijos, sí, pero no me deprimo aunque me acompleje, eh, que quede clarito y, esto me pasa por querer dejar de ser yo misma mismamente para imitar a otras, cosa, por otro lado, muy normal en las mujeres, lo que nos lleva a confundir la velocidad con el tocino. Os cuento...
Mi amiga Aurorin ha sido siempre una mujer glamorosa que, para su suerte, se casó con un hombre muy bien posicionado y le ha permitido llevar un tren de vida que ha sido causa de mucha envidia sana de Mari Pili y mía. Nosotras dos hemos tratado de imitarla y, cuando ella decía: “Me voy a Hong Kong”, pues Mari Pili y yo nos íbamos a Andorra a un hotel de media estrella y, en vez de traer sedas, traíamos azúcar que es más nutritivo, ¿veis el paralelismo, no?
Todo iba normal hasta que hace unos días Aurorin viene y me cuenta: “Me voy a Palma de Mallorca, ya sabéis, donde veranean los reyes” ¡Ostras, Pedrin!, pensé ¿a dónde me puedo ir yo que se parezca? Rápidamente llamé a Mari Pili que es la de las ideas geniales, ¡decepción!, la única salida que se le ocurría era Andorra y el dichoso azúcar; ya le comenté: “Que no, Mari Pili, que no, tiene que ser un sitio rodeado de agua por todos los lados”, se iluminó su cara y dijo:”Ya sé: un crucero por el Pisuerga”. Yo quiero mucho a mi pueblo, pero el río Pisuerga no deja ser un río y, en verano, es bastante sucio, así que, como veía que la chica ese día no daba de sí, yo, vuestra Lola, se puso a pensar, no mucho, eh, y me metí en Internet... experiencia fastuosa, amigos. No sólo en el mercadillo hay ofertas, allí también; encontré el viaje de mi vida y ¡de oferta! Llamé rápidamente a mi Pepe:
-Pepe nos vamos 3 días a la playa
-¿Eh?, ¿con qué dinero?- este hombre me pone enferma, siempre con preguntas absurdas e inadecuadas.
-Pepe, déjalo en mis manos, es una oferta irresistible.
-¡Joder, Lola!, ya empezamos con tus ofertas, lo barato es caro siempre, ¿cuándo vas a comprender eso?- cuidado que es negativo…
-Tranquilo, tú pide permiso a la gorda que yo me encargo del resto -le colgué antes de que siguiera hablando y me dijera su palabra favorita “Lola, eres peripatética”.
Salí corriendo a comprar patatas para mis niños y, después, me fui al mercadillo a comprar la vestimenta adecuada para ir a Ibiza. Si, sí, que Lola y su Pepe se iban a Ibiza.A mi Pepe no le dejé ni respirar porque, si respira, no voy ni a coger el metro. Le vestí elegante, pero informal -la verdad es que con su tipo poco puede hacerse y más, si le visto de oferta ¡Parecía Jaimito!-, le puse unos pantaloncillos cortos que, al ser de súper oferta, no había su talla y le venían grandes, mucho mejor, así iba más cómodo. Para ahorrar espacio en el equipaje, le calcé con unas sandalias de goma, era un modelo que servía tanto para el agua como para vestir a media tarde y tomarnos el bocadillo de sardinas en el puerto pesquero mirando a los ricos como se comen un centollo en el chiringuito de moda como, importantísimo para mi Pepe, servían para ir a misa -mi Pepe es muy pío y las sandalias eran igualitas a las que llevan los curas, eso sí, él las llevaba con calcetines porque es muy vulnerable a las corrientes y se me puede enfriar. En vez de camisa le puse una camiseta azul marino, color muy sufrido, que me regalaban en una promoción de “Compre tres kilos de patatas y llévese una camiseta veraniega”. En el pecho la camiseta llevaba tatuado un sol con un eslogan “Benidorm, ciudad universal” rematando con una sombrillita de colores pastel.
Él, en el fondo, es bueno, nada dijo a pesar de que se viera ridículo vestido, porque lo estaba un rato, claro que para Fashion vuestra Lola con una cascada de volantes laterales multicolores, una blusa estupenda de precio, aunque ligeramente estrecha que me marcaba los rollitos de primavera que me han crecido entorno a la cintura. Mi Pepe al verme, sólo atinó a decir: “Te falta la peineta y las castañuelas, Lola”.
Una vez descritos lo post modernos que íbamos vestidos, nos encaminamos al aeropuerto. Primera desilusión de mi Pepe: Al ser una oferta, no era vuelo directo sino que hacíamos una serie de escalas en aviones pedorreta,esos que hacen mucho ruido, de hélices y que cabemos veinte mal contados. Hasta llegar a Ibiza, hicimos siete escalas, tardamos trece horas. Tampoco es para ponerse como se puso, ¿no? Menos mal que rápido se le pasó el enfado cuando nos fuimos a la playa y se le alegró el ojillo con tanto cuerpo venido al mundo sin ropa, ni siquiera taparrabos. Allí todos eran delgaditos, guapos... a su lado yo parecía la vaca Dolly con traje de baño de cuello vuelto por lo que le dije a mi Pepe:-¿Pepe, me quito el bañador?-Lola ¿Qué quieres, que se inunde la playa de agua?- ¿me llamó gorda o es imaginación mía? Yo fui más buena con él y no le dije que, con el bañador que llevaba puesto hasta los sobacos, estaba de infarto ni que sus aparatos genitales estaban bastante disminuidos comparándolos con los de la competencia... hubiera sido herirle en su virilidad, ¿a que sí?
En fin, como eran tres días de los cuales tuvimos que hacer catorce trasbordos más veintiséis horas de viaje, Ibiza como que la hemos visto difuminada, eso sí, he sacado una conclusión: mi lugar es Benidorm, paraíso de la gente sin complejos, allí cabemos todos, nadie desentona... todos somos un abanico de posibilidades....
Estoy pensando qué le diré a Aurorin de mi viaje a la isla de la libertad, no la voy a contar que mi Pepe y su amiga éramos dos peripatéticos en acción, ¿no?
MªÁngeles

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