jueves, septiembre 14, 2006

LOLA EN MIRA QUIÉN BAILA


-Lola, cuando te mueras, ¿quieres que te ponga sombrero?
-Mari Pili, estar acostada con sombrero es muy incomodo.
-Tranquila, dicen que en posición de muerto no se siente nada.
-Ah, vale. Entonces sí, ponme el sombrero y la peluca, me quiero ver elegante. Y, tú, ¿qué quieres que te ponga?
-Minifalda, Lola. Siempre he querido ponerme esa prenda, pero no me he atrevido por pudor.
-Mari Pili, si tú nunca has tenido pudor… Me acuerdo cuando te teñiste el pelo de naranja, ahí tuviste ovarios, madre mía, estabas patética... O cuando te pusiste aquella camiseta de agujeros que parecía la capa de ozono rota.
-Lola, no comencemos, que saco tus trapos sucios y tienes tantos como para llenar una docena de lavadoras.
-Hija, no te ofendas, estamos hablando de temas serios. Para una vez que usamos la cabeza…
-Nos deberíamos hacer, Lola, un seguro de decesos.
-De, ¿des qué, Mari Pili?
- Ay, Lola, me pones nerviosa, qué poco vocabulario y conocimientos tienes, chica.
-Tengo de todo poco, pero bueno. La calidad prima en mi vida. Ahora, dime, ¿qué es eso de desecar que no tenemos?
-Deceso, Lola, deceso.
-Pues, eso he dicho, Mari Pili… deseso.
-DE-CE-SO, Lola… Qué bruta eres, no me extraña que Pepe se desespere.
-Mari Pili no metas a Pepe en este lío de sesos que me ha montado, ¿vale?... Ahora, si eres tan amable, que lo empiezo a dudar, dime qué es el deseo ese…
-Ayyyy, Lola, me tengo que controlar para no agarrarte por el pescuezo… Te decía que nos debíamos de hacer un seguro de desesos.
-De-ce-so, Mari Pili, que no sabes ni pronunciar…
-… Es un seguro para cuando nos muramos, Lola.
-Mira, Mari Pili, si estamos muertas, ¿para qué queremos un seguro?
-Pues para el entierro, la caja… Ya sabes, esas cosillas.
-¿Entra también la compra del sombrero y la minifalda, Mari Pili?
-No sé, podemos preguntar, Lola…
-De todas formas, estoy pensando, ¿tú te quieres morir?
-Ay, yo no, Lola. Y, ¿tú?
-Yo, tampoco. Qué horror, que vulgaridad, ¿verdad?
-Si, una autentica vulgaridad. Eso lo hace todo el mundo… Podíamos ser inmortales, ¿qué te parece?
- A Pepe y a Paquito, les da un infarto…
-Pues que les dé. Les hacemos un seguro de recesos y ya está… Nos dedicaríamos a ir a clases de danza, Mari Pili.
-¿De danza, Lola?
-Sí, mujer, para ir al concurso de la televisión, como las famosas… Pata para aquí, cintura para allá… Creo que voy a llamar a Luigi, a ver si quiere ser mi pareja.
-¿Quién es Luigi, Lola?, ¿te has buscado un Luigi y no me lo has contado y, lo que es peor, no me has buscado uno?... Lola, no te lo perdono.
-Luigi es mi profesor de Literatura Zen.
-¿Desde cuándo te dedicas al Zen, Lola? Además, ¿sabes qué es eso?
-No sé qué es el Zen, pero Luigi me eleva y para mí es lo importante.
-¿A dónde has dicho que te eleva ese Luigi?
-Aún no me lo ha dicho, pero sé que lo hace.
-¿Sabes si tendría horas libres para mí, Lola?
-Se lo puedo preguntar, Mari Pili. ¿Qué quieres, Zen con deceso o sin él?
-¿Cuál será más completo?
-Mari Pili, creo que lo mejor es que lleve de todo. De todas formas, Luigi sabe hasta bailar “Paquito el chocolatero”… es un hombre completísimo.
-¿Sí?
-Sí, convencida.
-Ay, Lola, dame su teléfono.
-No puedo.
-¿Por qué?
-No tiene. Se dio de baja para que no le llamara.
-No me extraña, Lola…
-Que no te extraña, ¿qué, Mari Pili?
-Nada… Que digo que… No sé lo que digo, Lola.
-Mari Pili, si no puedes soportar el silencio, cállate.
-¿Callarnos, Lola?... Antes muertas…
-Sí, pero con sombrero, minifalda, seguro de sesos y bailando chachachá.

1 comentario:

Lola Bertrand dijo...

Bueno, Angeles, como siempre me has hecho pasar un rato super divertido.
Besos Lola ( la otra)