sábado, septiembre 06, 2008

LOLA HABLA

-¿Mari Pili cuidas tu corazón? ¿Le sientes fuerte?
-Fortísimo, Lola. ¿Y el tuyo?
-Lo noto acelerado, como un caballo trotón.
-… Como su dueña.
-He ido al médico.
-¿Y?
-Me ha recomendado hablar.
-¿Más?
-Hasta el infinito. Con la gente, con los pollos, con las plantas, los perros, los periquitos…
-Lola…
-¿Qué Mari Pili?
-Tú eso ya lo haces. Es más, un día te vi hablar con una caja.
-¿Sabes si estaba vacía o llena?
-¿Eso qué tiene qué ver?
-Mucho. Si está llena, es que hablaba al lleno y si estaba vacía, esperaba el milagro.
-¿Qué milagro?
-Pues que se llenara… ¿Tú no crees en los milagros, Mari Pili?
-No, soy escéptica. Creo si veo y toco.
-Como San Jonás… ¡Qué lástima!
-Dirás San Pedro, Lola.
-Mira, todos los santos son más de lo mismo. Unos pringados… De hecho el otro día que en el momento que pepe Perro me sintió, se metió debajo de la cama, ¡un desconsiderado! Huye de mí como de la peste. Pues decidí bajar a confesarme. Un cura no se puede negar a escucharme, ¿no te parece?
-¡Pobrecillo! ¿Y se quedó quieto? ¿Segura que estaba dentro del confesionario? ¿No saldría por la puerta de atrás?
-Estuve una hora y media, más o menos, y le sentía respirar y me decía “Hija mía continua” ¿Cómo me voy a callar si me animaba?
-¡Pobrecillo! Lo que tienen que aguantar los curas…
-Es su profesión, Mari Pili, y bien entretenida, se saben las cuitas de todo e mundo… Yo porque no me admiten como mujer cura y casada, si no, ¡Menudo momio iba a encontrar la iglesia conmigo!
-Lo contarías todo, Lola ¿Y el secreto de confesión?
-Yo no diría quién me lo contó, pero contaría todo, todo. Comprende, es buenísimo para la salud mental y corporal el hablar.
-Dios te castigaría, Lola. Un cura no es cotilla. Escucha y calla.
-Pero yo no porque sería “una cura” y las miembras curas no las pueden obligar al silencio.
-Anda ésta, ¿y las monjas de clausura?
-¿Qué las pasa?
-No hablan, Lola.
-¡Qué horror! Ahora sé porqué no me metí a madre abadesa y me casé con epe. Al menos aunque no hay diálogo recíproco, él me deja expresarme.
-¿Sí? A mí Paquito no me deja.
-¿Ves? No te puede funcionar bien el corazón.
-¿Y qué hago?
-Vete a la pollería y ponte a hablar con los pollos muertos. Esos jamás te llevan la contraria.

2 comentarios:

Nómada planetario dijo...

Lola, seguro que se queda como nueva tras haberse despachado, pero mujer con los pollos ya es un poco atípico...
Tampoco la veo yo de cura, la sotana no acaba de ser lo más fashion para ella.
De todos modos si le dan el carné lo mismo me confieso.
Un abrazo. Buen finde.

Marta dijo...

Mira que estas chicas son buenas amigas, ¿eh?.